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En la primera estrofa de la canción se hace evidente la desesperación que siente la protagonista con su actual pareja. Le reclama que él la mira de manera diferente y alejada. También, al abrazarla ya no siente lo mismo. Ella se lo hace saber en numerosas ocasiones, esperando que cambie su forma de ser, pero él le contesta con las mismas excusas de siempre. Su pareja cree tener la razón y se limita a decir las cosas sólo por decirlas sin considerar el efecto que podrían tener en la protagonista. Ya en la segunda estrofa, ella menciona que ya está preparada para todas las excusas y argumentos de su pareja. Esta situación termina en un coro donde le pide que corre, que se vaya lejos, pues ella ya sufrió esas mismas escenas en su relación anterior y no quiere volver a vivirlas. Es por eso que dice con mucha pena "te digo no, conmigo no". Ella dio todo lo que pudo, pero la relación se volvió una rutina integrada por peleas, rupturas y reconciliaciones inútiles. Sin embargo, al al final siempre se seguían haciendo el mismo daño. La narradora quiere que se vaya, no piensa dedicarle una sola lágrima, pues sabe que ya no vale la pena; para ella, él es como un perro que sigue haciendo los mismos trucos. Asimismo, han sido tantas despedidas que dedicarle un verso está de más y viene sobrando. Al final de la canción le pide que corra, que se vaya. Advirtiéndole que esta vez no irá detrás de él, pues ya lo hizo tantas veces y la verdad ahora ya le da igual. No aguanta más la situación, que prefiere dejar atrás el pasado para seguir adelante esperando no sufrir más.