Letra y Significado de GIL TRABAJADOR, Almafuerte


liter-rock opina:

Puesto #1

El tormento del vino artificial
y su atmósfera parrillera
anestesian la conciencia común,
que transcurre su infancia
en la tierra estomacal
Alguien alguna vez dijo que los argentinos somos "pancistas", es decir, si tenemos para el vino y el choripán para hoy, no nos preocupamos por mañana. Es una definición un tanto simplista, pero no deja de tener algo de razón en el sentido de "auto-anestesiarnos" que tenemos todos para despojarnos de la conciencia que nos golpea todos los días en la nuca advirtiéndonos cómo nos están jodiendo la vida. Cada cual busca su propia anestesia para convertirse en robots no-pensantes: de la casa al laburo y del laburo a la casa y nada de andar quejándose por ahí porque está mal, muy mal. Y para buscar anestesias somos como mandados a hacer, algunos optan por la TV chatarra y alienante, otros por el vino y los asados del domingo, los más por el deporte, la droga y hasta la música, y hay otros que los alienan a la fuerza con pastillitas terapéuticas. Pero todos, absolutamente todos, en algún momento de nuestra vida usamos esta "anestesia" a modo de coraza para que la vida no nos duela tan adentro? ¿Y quién puede juzgarnos por ello??

Masticando esta siniestra heredad,
prisionero estoy en mi ciudad natal
donando sangre al antojo de un patrón
por un mísero sueldo
Desgraciadamente todo se hereda, hasta la miseria. Es muy natural que aquel que estuvo prisionero toda su vida en cierta capa de los estratos sociales que definen nuestra sociedad, traslade, aprisione, encadene, heredando a sus hijos sus miserias, sus desaciertos y sus ilusiones. Esto se da en todos los estratos sociales, con la diferencia que los estratos más altos tienen otro tipo de miseria más soportable porque, al menos, tienen cubiertas las necesidades básicas. Sin embargo, los individuos pertenecientes a los estratos sociales más bajos, viven y heredan las cadenas de un patrón que los exprime por unos mangos que no llegan a cubrir el pan de cada día; y esto enloquece a cualquiera, básicamente porque la herencia es algo que no pedimos ni elegimos, como los parientes y los vecinos.

Con el cual no logro esquivar
el trago amargo de este mal momento.
Mientras el mundo, policía y ladrón,
me bautizan sonriendo, gil trabajador.
Y claro, aquellos que tienen la "vida hecha", aquellos que viven con lo justo, pero que les alcanza, se la pasan "gastando" irónicamente a aquel que la yuga honradamente para ganarse el pan. Y es aquí en donde se pone en juego otro de los siniestros desaciertos del ser argentino: "la viveza criolla", aquella que considera "piola" a aquel que, sin laburar, o laburando de manera deshonesta, amarroca el mango y vive tranquilo; por eso "policías y ladrones", ambos extremos se tocan en este sentido; en ambas actividades, si bien se la juegan en cada partida, cobran por hacer muy poco, casi nada; por ello tildan de "gil trabajador" a todo aquel que se desloma honradamente para ganarse el pan o para planificar algo mejor para sus hijos. La sonrisa del policía y el ladrón es cínica, violenta y provocadora, es un karma que debe soportar todo laburante, además de lo que ya soporta en los laburos alienantes o forzados. Esclavos de la vida que les tocó vivir, no se apartan del camino porque saben que a pesar de todo, es la manera correcta de hacer las cosas. Sí, y hasta soportan tozudamente, el mote de "gil trabajador".

Bestia humana que duermes aún
de la cuna al ataúd,
extraviada del rumbo a seguir
por ignorar que no existe el fin
del que escapar.
El trabajo, muchas veces inhumano, se convierte entonces, en una especie de anestesia que involucra a todo el entorno familiar y se va fabricando de a poco, la herencia a nuestros hijos. Pasamos de la cuna al ataúd, muchas veces sin darnos cuenta, tan alienados y forzados estamos levantando el mango para sostener a la familia. Así, de padre a hijo, se va heredando la miseria en una dura y monótona lucha cotidiana que parece no tener fin. No hay escapatoria, no hay un hueco, un resquicio por donde espiar un ratito de luz.

De Pacheco a la Paternal,
de Dock Sud a 3 de Febrero,
mil amigos con el corazón
esperan esta canción
Pacheco, Paternal, Dock Sud, 3 de Febrero son ciudades (algunas partidos) del gran Buenos Aires, cuyos habitantes tienen en común esta desgracia sin escape de la miseria heredada, del trabajo forzado y de la anestesia necesaria para bancarse el garrón de vivir en una lata, comiendo salteado y con todo el frío instalado en los huesos.

Para atravesar
el trago amargo de este mal momento
Mientras el mundo, policía y ladrón,
me bautizan sonriendo, gil trabajador.
El autor retoma el tema del alcohol que el protagonista de la canción bebe para pasar el trago amargo que le deparó el destino y la gastada de los "piolas" del barrio que encima, lo tildan de "gil trabajador".


El tormento del vino artificial
y su atmósfera parrillera
anestesian la conciencia común,
que transcurre su infancia
en la tierra estomacal

Masticando esta siniestra heredad,
prisionero estoy en mi ciudad natal
donando sangre al antojo de un patrón
por un misero sueldo

Con el cual no logro esquivar
el trago amargo de este mal momento.
Mientras el mundo, policía y ladrón,
me bautizan sonriendo, gil trabajador.

Bestia humana que duermes aún
de la cuna al ataud,
extraviada del rumbo a seguir
por ignorar que no existe el fin
del que escapar.

De Pacheco a la Paternal,
de Dock Sud a 3 de Febrero,
mil amigos con el corazón
esperan esta canción

Para atravesar
el trago amargo de este mal momento
Mientras el mundo, policía y ladrón,
me bautizan sonriendo, gil trabajador.

Gil, gil trabajador
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